Como puede apreciarse, la naturaleza tiene mucho que aportar en el amplio campo del diseño como es en el industrial, ingenieril y arquitectónico. Sólo es cuestión de analizar y cuestionarse el porqué de la eficiencia de las especies naturales y observar con detenimiento cómo el sistema cerrado de la naturaleza resuelve cada problema a los que está sometida.
La biomímesis nos invita a generar un nuevo conjunto de preguntas que pueden aplicarse al proceso de diseño, así como al resultado. De cierta manera los diseños inspirados en la naturaleza suelen poseer características de resistencia, multifuncionalidad, sostenibilidad y adaptabilidad.
Lo anterior se entiende como un procedimiento con objetivos de diseño para posteriormente explorar innumerables variantes de una solución que conduzca a encontrar la mejor opción generadora de resultados más eficientes, óptimos y ambientalmente compatibles con el mundo natural actual.
No obstante, la biomímesis va más allá del alcance estético que se centra en la búsqueda la forma basada en la naturaleza, es decir, la morfología. El concepto de la biomimesis es más profundo y este implica entender los procesos de la naturaleza y reproducirlos en un ámbito tecnológico
Existen muchos ejemplos. Entre ellos, se encuentra Taipei 101, en Taiwán, diseñado por un equipo multidisciplinario de arquitectos e ingenieros que buscaron la inspiración en la naturaleza, específicamente del bambú.
El Taipei 101 fue construido entre los años 1997 y 2004. Su construcción no fue concebida como la de un edificio más. Taiwán planeó construir el mayor edificio jamás edificado sobre el planeta.
La construcción de un edificio de más de 500 metros de altura en Taipei tampoco fue una tarea sencilla. Taiwán es una isla donde la actividad sísmica es muy alta y cada año ocurren más de 40.000 sismos. Además, cada año es impactada por una media de 4 tifones, con fuertes vientos de más de 200 km/h.
La idea de un edificio tan alto en una zona sísmica parecía absurda, pero con el ingenio del equipo, lograron concebir lo que fue por un tiempo el edificio más alto del mundo inspirándose en el bambú.
El bambú es una planta tropical de tallo en forma de caña, alto, leñoso y resistente, hojas grandes y alargadas de color verde claro y flores en panojas derechas, ramosas y extendidas; puede alcanzar hasta 20 m de altura. Al igual que otras plantas herbáceas, el bambú tiene un tallo cilíndrico hueco, con nodos (o nudos) a lo largo de su longitud. Los nodos, que dividen el tallo en segmentos, consisten en paredes engrosadas que se extienden a través del interior del tallo. Estos fortalecen la estructura al evitar que se colapse bajo una fuerza lateral. Si el tallo fuera un tubo completamente hueco, cualquier presión lateral causaría que primero tuviera forma ovalada y luego se aplanara completamente; la parte aplanada podría doblarse y arrugarse pero los nodos le proporcionan soporte contra la presión de la fuerza aplicada.
Más que la apariencia del bambú del Taipéi 101, el concepto de tallo segmentado y reforzado fue tomado en el diseño estructural del rascacielos, el cual está compuesto por amortiguadores que dividen la parte media y alta del edificio en 8 segmentos de 8 niveles (número de la fortuna en la cultura china) que le brindan la flexibilidad y resistencia cuando es sometido a los fuertes vientos y alta actividad sísmica.
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