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Foto del escritorDaniela Rodriguez

EL ESPACIO INTERMEDIO - ¿UN TERCER LUGAR QUE EXISTE EN REALIDAD?

Actualizado: 28 feb 2020

Hoy en día la sociedad tiene presente dos espacios ya delimitados, y caracterizados casi que a la perfección. Hablamos del espacio interior y el espacio exterior. Estos dos conviven en un mismo mundo siendo conectados por algo que la sociedad usa como un espacio de tránsito, pero que en realidad tiene un significado más allá de ello, solamente que no se ha identificado como debería y no se ha concientizado a la sociedad de lo que es, lo que significa, lo que genera y como se le llama. La existencia de estos espacios, con el carácter y la importancia que mencionamos ha estado presente siempre, solo que no se ha entendido como un elemento importante y como un conector más allá de una circulación que ha permitido en todo el mundo de la arquitectura, lograr esa “perfecta” relación que ha existido siempre entre un adentro y un afuera.


Los espacios intermedios son entendidos literalmente como aquellos que se encuentran “entre”. La primera vez que se escuchó oficialmente sobre este tema fue gracias a Alison y Peter Smithson, quienes lo trajeron a la luz, nombrándolo ya como algo independiente y comenzando a darle una importancia más allá de un espacio de circulación. Este planteamiento les surgió en torno a Louis Kahn y la casa Fisher que el plantea como la unión de dos volúmenes cúbicos que se encuentran conectados por una de sus esquinas y que se encuentra construida con materiales del exterior en su interior, además de que los ventanales planteados buscan básicamente meter el bosque a la casa.



Los Smithson aseguraban que la arquitectura más misteriosa y cargada, era aquella que capturaba el aire vacío, es decir, que ellos entendían estos espacios como independientes que contaban con un carácter importante, pues contaban con unas características propias de ellos mismos, sin necesidad de ser interferidas por aquellos espacios que lo rodeaban. Las columnas del templo que aun se encuentran de pie cuando sus paredes ya no existen, un granero vacío, la casa de Kahn con las columnas de ladrillo cuadradas, para ellos eran aquellos espacios que tenían una conexión hacia dentro pero también irradiaban hacia fuera.


La palabra espacio, entendida desde el punto holandés, se encuentra relacionada con la palabra Alemana Raum, y la palabra germánica Ruun, la cual básicamente se podría decir que tiene un doble sentido, pues no solo se refiere a aquello que está encerrado, sino a lo que también lo encierra. Difiere de la palabra espacio, entendida desde el latín spatium, la cual se entiende como un vacío que puede delimitarse.


Para los Smithson era importante analizar estos conceptos mencionando a Estados Unidos y Europa, puesto que allí se preocupaban por la calidad de los edificios entendidos como objetos y el aspecto de la continuidad en la construcción respectivamente. Sin embargo, Estados Unidos también se encargaba en ese momento de pensar en “el espacio entre”, lo que llevó a que el intervalo se convirtiera en el lenguaje usado para el urbanismo estadounidense, mientras que en Europa este concepto requería de paredes, escaleras y columnas, en Estados Unidos se entendía solamente como la variación de este intervalo que varía dependiendo de la de la importancia de lo que simboliza, es decir que tienen una capacidad descriptiva del lugar menos marcada y que ellos entienden estos intervalos como el tiempo que los separa de un espacio y otro. Esto se puede ver claramente en el uso extendido que ellos manejan de la cuadrícula y que se puede ver que tiene como efecto aplanar el espacio. Un claro ejemplo de esto es Nueva York, el cual uno percibe como un plano, a pesar de que en realidad lo ha vivido de manera diferente, más como un “domo distintivo”.


En estas épocas se veía ya una intención de pensar en los espacios intermedios, pero se veía solo desde la perspectiva, por ejemplo, de variación de intervalos, lo que se dejaba solo en esta intención, pero no iba más allá de generar un carácter independiente y unas vivencias en específico para cada espacio, lo que llevaba a entender estos en ocasiones como espacios completamente planos. Mediante han ido avanzando los años, se han comenzado a entender los espacios intermedios como algo más allá de una circulación, puesto que se ha visto tal vez la necesidad de darle un carácter interesante a este para así aportar a aspectos como percepciones de los espacios.




El zaguán, entendido como el espacio intermedio o de acceso a una vivienda de la época colonial, ha llegado a implementar esta importancia en el espacio notando así que su correcto uso puede generar un valor mucho más alto en el momento de recorrer el espacio, pues cuenta con unas características puntuales y únicas en comparación con el resto del espacio, lo que le permite darle una sensación diferente al usuario mediante este se va recorriendo, dándole una especie de iniciación que predispone a la persona a percibir ciertas sensaciones y características puntuales, que pueden llegar a ser acertadas o que simplemente pueden llegar a ser sorpresivas.


Este espacio es entendido en el acceso a la vivienda, lo cual puede llevar a que se perciba nada más como un recorrido o un espacio de tránsito de afuera hacia dentro, y que no se comprenda el carácter único que este tiene, pero cuando se analiza y se comprende desde la intención de los Smithson de verlo como algo mucho más importante y que tiene carácter propio, se ve como un espacio de preparación, que se encuentra diseñado de tal forma que oscurezca el espacio al momento de acceder y genere una percepción de menor espacialidad, lo que irá cambiando poco a poco mediante este se vaya atravesando e irá dando una bienvenida al espacio abierto interior de la casa. Esto no fue diseñado por casualidad, sino que se tuvo una intención en mente de generar unas vivencias diferentes al resto de la vivienda para funcionar como un espacio más allá de un “pasillo”.


Características como estas se han ido percibiendo a lo largo de la historia y mediante han pasado los años, se han comprendido las intenciones que se pensaron con estos espacios, lo que ha generado en el método de diseño una influencia de carácter para entender más allá del edificio como un objeto nada más implantado en el espacio y pensar un poco más en la transición de los espacios como una vivencia única y diferente.


Las viviendas han tenido esto en cuenta al momento de plantear sus accesos, para evitar generar únicamente la percepción del “afuera” y el “adentro” y comenzar a comprenderlo más como “estar entrando” o “estar saliendo” de un espacio. Un claro ejemplo sería la vivienda planteada por Alvar Aalto, donde se perciben sus espacios de entrada y salida como “estar entrando o saliendo” en lugar de “entrar” y “salir”.


Viendo estos espacios desde un punto de vista menos puntual como lo es la vivienda, se pueden entender también como aquellos que forman parte de un carácter más urbano, comprendiendo estos como aquellos que no pertenecen a nadie, y que se encargan de servir como un puente entre arquitecturas, capas sociales o físicas, es decir, aquellos espacios que conectan dos lugares diferentes y únicos entre sí, pero, como lo hemos estado mencionando antes, cuentan con su propio carácter. Esto se puede ver también en los ejemplos mencionados por los Smithson, donde mencionaban la calle, la casa y las relaciones, puesto que no solo sirve como una relación entre espacios delimitados, sino que también se comprende como una relación entre dos opuestos como lo pueden ser la vivienda y la calle. Al mencionar esto, se refieren a como la calle, puede volverse un espacio de relación y esta no pertenece a nadie, pero si se identifica como un espacio independiente, que gracias a sus características únicas logra generar una transición casi que perfecta y genera sensaciones únicas en quien lo habita.


Desde hace ya décadas o más, la calle ha funcionado como un espacio intermedio sin importar que no se haya entendido en su momento como esto, pues siempre ha sido un lugar de relación donde por ejemplo los niños se encuentran para jugar, generando así la transición que tanto hemos mencionado antes entre los espacios. Conectando dos lugares por medio de uno completamente diferente.


Esta intención ha permanecido a con el paso de los años, pero ha cambiado, ya que la forma en la que el hombre habita la calle se ha vuelto diferente, puede decirse que algo más vacío y ha dejado de percibirse como un espacio de transición, para llegar a entenderse más como una circulación que nada más conecta los espacios, que me lleva de uno a otro, pero que no tiene un carácter propio.


Viéndolo de esta forma, es correcto afirmar que los espacios intermedios cuentan con varias escalas, que han llegado a desarrollarse y entenderse de manera diferente con el paso de los años, lo que ha llevado a que pierdan carácter completamente, y en otros casos a que se comiencen a valoras más como lo que son.


Debido a todo esto mencionado, podemos preguntarnos ¿El espacio intermedio debería ser valorado como igual, sin importar la variación en sus escalas? Y si es así, ¿Cómo se logra, que un espacio intermedio logre entenderse como un lugar único e independiente de los que lo rodean para que así pueda generar unas sensaciones y percepciones únicas y diferentes a las que se pueden percibir en los espacios que lo “delimitan”?. Estas preguntas nos llevan a pensar en que ha pasado y que diferencia ha tenido el carácter que ha ganado el espacio intermedio entendiéndolo desde una escala más puntual, y como ha perdido su importancia entendiéndolo desde una perspectiva más urbana.


En momentos como estos, hablar de un espacio intermedio en la arquitectura se ha vuelto un tema de gran importancia, pues hoy en día hay una cantidad grande de arquitectos que se preocupan por valorar estos espacios y por darles un carácter importante en sus proyectos, pero así mismo, viéndolo desde el punto de vista del urbanismo, hoy en día el concepto de “espacio intermedio” ni siquiera es tenido en cuenta, pues no es considerado como una característica esencial e infaltable en diseños urbanos, aunque este en realidad se plantee de una manera inconsciente, pues se tiene en cuenta como un diseño que contenga un gran carácter en sus exteriores, que el usuario pueda vivir de manera única, pero no se relaciona este propósito con el término al que debería que es “crear” un verdadero “espacio intermedio”.


De acuerdo con todo lo mencionado antes ¿cómo se puede saber que un espacio intermedio está adecuadamente “diseñado”?


Con lo que hemos explicado y con las teorías que plantean los Smithson se puede decir si un espacio intermedio funciona o no, pero no se puede asegurar, puesto que no existen una serie de normas o paso a paso que estos tengan que cumplir para estar correctamente diseñados.

En la actualidad, se está tratando de implementar el espacio intermedio como parte de un todo, es decir de un diseño arquitectónico. Se le ha comenzado a dar la importancia que se supone debió tener desde hace muchos años, lo cual ha traído consigo la consecuencia de que ahora se toma más tiempo en pensar en su diseño y en como se quiere que funcione. Esto también aplica en la parte urbana, aunque, como lo mencionamos antes, esta siga haciéndose de manera inconsciente.


De acuerdo con esto, se puede llegar a predecir o a interpretar el espacio intermedio como una característica mucho más fuerte en un futuro, puesto que se intuye que se comenzará a pensar mucho más en estos lugares como un espacio muy importante en el diseño, trayendo consigo la intención de estudiar cuales son las sensaciones particulares que se pueden generar allí y como se pueden aplicar cada vez mejor en estos espacios.


Así mismo se puede pensar que pasará en el carácter urbano, en el cual también comenzará a tomar fuerza este concepto y se podrá pensar más el diseño en cuanto a ello. Esto se piensa debido a que desde ahorita se esta comenzando a ver el cómo se diseñan espacios a partir de volverle a dar una importancia a la calle y de vincularla a los proyectos. Lo único diferente con respecto a que en un futuro esto si se vaya a aplicar a diferencia de el presente, es que todo lo que se plantea aquí con esas intenciones, o por lo menos su mayoría, termina quedando en una especie de utopía.


La necesidad de recuperar el espacio público y de darle un uso más allá de un espacio de tránsito, va a generar que se logre dar un carácter único a estos espacios, se pretenderá dar una importancia mucho más allá de solo ser espacio público, para volverlo más una conexión, una transición que contará con sus propias vivencias y percepciones y que conectará adecuadamente los espacios dejando de lado la sensación de algo plano y sin vida alguna.


En cuanto a la vivienda, se verá mucho más potencializado este tema, pues desde ahora se ha pretendido fortalecer la creación de estos espacios.


Un claro ejemplo de estos espacios intermedios es el pabellón de la mexicana Frida Escobedo, ubicado en los jardines de Kengsinton, puesto que plantea un espacio que no está ni cubierto ni descubierto, abierto pero a su vez cerrado, aislado pero ventilado y visible pero a su vez semioculto. Diseñado con materiales como el hormigón, plantea una celosía en tejas de este material, es decir que se pueden percibir gruesos pero a su vez abiertos, logrando así la sensación de habitar un espacio cerrado pero que a su vez le hace sentir al usuario que se encuentra afuera. Esto lo logra por medio del juego de materiales y de la disposición de estos.


No se puede asegurar que ahora o en un futuro si se le dará importancia a los espacios intermedios, puesto que estos siempre lo han tenido, y han tenido un papel muy importante en la arquitectura desde hace miles de años, solo que no de manera consciente, pero sin embargo en muchas ocasiones ha funcionado perfectamente, tanto, que ha logrado marcar puntos importantes en la historia como espacios que merecen ser apreciados y recordados debido a su alto valor arquitectónico, sensorial, perceptual, entre otros. De esta manera, es posible notar que estos espacios seguirán estando presentes en el diseño arquitectónico, pero que poco a poco irán tomando más fuerza, debido a que el impacto que tienen lugares como estos, en las percepciones, en la forma de habitar, en el comportamiento de las personas, en sus sensaciones y emociones, influye de una manera única, logrando generar ese lugar que hemos catalogado como el tercer espacio, un lugar independiente del interior y el exterior, pero un perfecto intermedio y conector de estos.



BIBLIOGRAFÍA

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