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Foto del escritorPaulina Arango

La recuperación de lo inconmensurable en la arquitectura contemporánea

Resumen: Este escrito tiene como propósito plantear una posible respuesta a la pregunta sobre lo inconmensurable en la arquitectura. Con la ayuda de lecturas de diferentes autores (arquitectos, filósofos, etc.), busco entender lo que significa lo sublime y cómo se puede aplicar en la arquitectura para finalmente llegar a una respuesta que pueda convertirse en un elemento arquitectónico con las características de la monumentalidad que propone Louis Kahn.


Palabras clave: Monumentalidad, sublime, inconmensurable, conmovedor.


Marco teórico:

Para poder entender con más claridad el escrito a continuación, es relevante mencionar algunos de los autores y conceptos principales a los que haré referencia a lo largo del texto. Estos autores, son considerados pioneros en el tema principal de este ensayo, cada uno a su manera.


Louis Kahn: Arquitecto y urbanista estadounidense de origen estonio, nacido en 1901. Considerado uno de los principales maestros del siglo XX, gracias a la poética monumental que desarrolló en sus edificios de ladrillo y hormigón. Sus temas principales fueron el espacio y la luz, y definió su trabajo como la construcción reflexiva de espacios, una máxima que queda patente al comparar los interiores de sus edificios con los exteriores, mucho menos dramáticos.


Peter Zumthor: Peter Zumthor es un arquitecto suizo, nacido el 26 de abril de 1943 en la ciudad de Basilea. Ganador del premio Pritzker de arquitectura en el año 2009 y es considerado uno de los arquitectos más importantes e influyentes del panorama actual. La esencia de su arquitectura está en la experiencia de texturas, juego de luces, la kinestesia de los espacios. Su arquitectura es minimalista, tiende a un parco modernismo y, desde lo contemporáneo y particular, aspira a la intemporalidad y universalidad.


Monumentalidad: Según Louis Kahn, la monumentalidad en arquitectura debe definirse como una cualidad espiritual inherente a la estructura que porta en si la inmortalidad. Dice que no puede crearse de manera intencional, y que no necesita de los mejores materiales ni las mejores tecnologías para lograr dicho cometido.


Lo sublime: Kant llama sublime a lo que es absolutamente grande. Es aquello en comparación de lo cual toda otra cosa es pequeña. Con esto, afirma que debe usarse el concepto en sentido de que algo está fuera de toda comparación. Lo sublime conmueve y presenta diferentes caracteres. A veces acompaña cierto terror, a veces melancolía, en algunos casos meramente un asombro tranquilo, y en otros un sentimiento de belleza extendida sobre una disposición general sublime.


Lo inconmensurable: Lo inconmensurable es el espíritu psíquico que se expresa a través del sentimiento y el pensamiento. Aquello que va más allá de las cosas que podemos medir. La esencia, y el espíritu psíquico que se expresa a través del sentimiento.


Desarrollo:

“¿Cómo pueden proyectarse cosas con tal presencia, cosas bellas y naturales que me conmuevan una y otra vez?”. Esta es la pregunta que se hace el arquitecto Peter Zumthor en su libro "Atmósferas" y que me parece apropiada para empezar este escrito, el cual busca hallar una posible solución a lo que yo considero un problema de la arquitectura actual y es la pérdida de su esencia y su propósito de conmover a todos los que la habitamos.


La calidad arquitectónica debería tratarse de sí un edificio me conmueve, más allá de si es "bello" o no. “Para mí la realidad arquitectónica sólo puede tratarse de que un edificio me conmueva o no” (Zumthor, 2006). Pero ¿qué es aquello que me conmueve? Según Louis Kahn, es lo inconmensurable. Lo inconmensurable, como mencionado anteriormente, es el espíritu psíquico que se expresa a través del sentimiento y el pensamiento. Aquello que va mas allá de las cosas que podemos medir. Sin embargo, para llegar a lo inconmensurable, es necesario que la arquitectura se someta a medios mensurables. “El diseño constituye un acto mensurable. En ese momento es como si el diseñador fuera la naturaleza física misma, ya que en la naturaleza física todo es medible, aún lo que todavía no se ha medido…” (Kahn, 1961). Entonces ¿cómo llego a lo inconmensurable si estoy usando aquello que si puedo medir? Entiendo lo inconmensurable como la esencia, el espíritu, lo que va mucho más allá de lo tangible. Esto se da por el significado que puede llegar a tener una edificación, su historia y algunos otros factores que se alejan de lo formal. Esta condición de inconmensurabilidad la podemos ver especialmente en los monumentos arquitectónicos, que como dicho anteriormente, tienen un significado y una historia detrás que los hacen realmente especiales y conmovedores.


Si nos vamos atrás en la historia, podemos ver varios ejemplos de monumentalidad que el hombre, si necesidad de materiales complejos o tecnologías avanzadas, logró de manera empírica. Comienzo con el ejemplo de las misteriosas ruinas de Stonehenge ubicadas al oeste de Londres. Construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad de Bronce, Stonehenge consta de unas gigantescas rocas que delimitan el primer espacio sagrado de la historia. No era visto solamente como un elemento espacial, sino también como un lugar místico y sagrado. Rendía culto al sol, según la posición de este y la hora del día. Las texturas, las sombras y los colores, dan una calidad y cualidad diferente al espacio. Aunque el propósito de Stonehenge era netamente astronómico, dichas sombras lograron despertar sensaciones en aquellos hombres que habitaban allí en las aldeas cercanas.


Otro ejemplo son los templos del antiguo Egipto. Dichos templos eran creados para rendir culto a los diferentes dioses de la cultura egipcia. Estas grandes edificaciones, van siempre de lo público a lo privado. Con la dimensión de los espacios y la cantidad de luz que entra a los mismos, se determinaba el acceso. Las sensaciones que producían los espacios más grandes con mayor cantidad de luz diferían de aquellos espacios de acceso restringido que eran más pequeños, con más elementos y más oscuros. De igual manera, los jeroglíficos que contaban las hazañas de los dioses eran tallados y se buscaba el relieve para contar las historias. Nuevamente, se busca rendir culto a algo significativo para el hombre del momento.


Estos dos ejemplos tienen que ver con lo sagrado. Karina Contreras, expone que “la idea de lo sublime ligada al sentimiento de conmoción, también lo está con el asombro, la fascinación y el temor ante lo incomprensible, de ahí que se corresponda con la asimilación de lo santo o sagrado, del mito y de la divinidad que rebasa los límites de la mente humana.” (Contreras, 2015) Precisamente porque va más allá de la mente humana, genera angustia y miedo, pero a su vez causa admiración y sobrecogimiento, lo que está asociado directamente con lo sublime que expone Kant. Además de citar referentes antiguos como los son las pirámides y templos egipcios y los templos griegos, Contreras considera el estilo gótico “como el modelo arquitectónico capaz de encantar evocando lo numinoso para expresarlo en obras concretas… de este estilo medieval destaca cualidades como la oscuridad y el silencio que perfilan lo misterioso, pues al matizarse crean un ambiente místico, propicio para generar estados de ánimo introspectivos y de exaltación espiritual en el ser humano.”


Sin embargo, Contreras cita al artista Barnett Baruch Newman en su ensayo “The sublime is now” de 1948, donde llega a la conclusión de que antes lo sublime surgía a partir de la idea de Dios, por ejemplo, en la arquitectura religiosa, y que en su época lo sublime ya se tenía que buscar dentro de lo sensible del ser humano. El autor se cuestiona cómo podemos lograr crear un arte sublime en un tiempo carente de leyendas y mitos.


“Al contrario que lo bello, lo sublime no suscita ninguna complacencia inmediata… Resulta demasiado poderoso, demasiado grande para la imaginación.” (Han, 2015) Esto significa que lo sublime no está concentrado ni en la obra ni en el hacer, sino en un juicio reflexivo contemplativo que es el que nos invita a la obra. Es mucho más grande que lo que vemos, según Kant.

Sin embargo, en arquitectura ¿qué es lo sublime, aquello que me conmueve más allá de lo tangible? Si pensamos en lo que dice Newman de que lo sublime parte de la idea de Dios, ¿cómo podemos lograr esa monumentalidad de la que habla Kahn, sin tener que hablar de lo religioso? Como dicho anteriormente, nace de la esencia y el espíritu de la arquitectura, mucho más allá de la función. Con lo mensurable, podemos lograr lo inconmensurable.


Zumthor dice que, si se piensa en el edificio como una masa de sombras, la luz natural hace percibir algo espiritual. Sin embargo, no es sólo un tema de luz. La composición que se logra con los materiales, con el agua, con la escala y el tamaño del espacio, entre otros, puede lograr conmover a aquellos que habiten el espacio. Como dice Louis Kahn, muchas veces la monumentalidad no se da de manera intencional. Depende del sujeto, de cómo este perciba el espacio y todos los elementos que lo componen. Sin embargo, la pregunta que busco contestar más adelante es ¿cómo lograr esa monumentalidad de manera intencional con el fin de conmover al ser humano?


Estudiando varios de los casos y algunos monumentos que llamaron mi atención, pude notar algunos factores en común que estos tenían que son los que logran dicha monumentalidad. En primer lugar, el vacío y la ausencia en el espacio. Monumentos como Ground Zero en la ciudad de Nueva York, con dos vacíos gigantes en el suelo, muestran los espacios en los que se encontraban las Torres Gemelas antes del atentado el 11 de septiembre del 2001. Esta ausencia y este vacío no son solamente físicos, sino es algo que se puede sentir al recorrer el espacio.


El contraste de la luz y la sombra y el balance que estas generan en el espacio, también son importantes en algunos de los monumentos. Muchos de estos buscan que, a una hora específica del día, el monumento pueda ser percibido de otra manera o que se resalte algún elemento importante. La capilla de la luz de Tadao Ando y Notre Dame du Haut en Ronchamp de Le Corbusier, son dos de las edificaciones que tienen un mejor manejo de la luz y la sombra y que no necesitaron de luz artificial para lograr rendirle el tributo a lo que estaban buscando.


En tercer lugar, tenemos la relación interior exterior. En los templos del antiguo Egipto que fueron mencionados anteriormente, se busca que no haya una relación de adentro hacia afuera. Esto con el fin de volver el santuario del templo algo muy privado a lo que no todo el mundo tiene acceso. Estos templos son bastante macizos y cerrados hacia el exterior, como un bunker, que no permite ningún tipo de relación con el adentro.


En todos estos templos y/o monumentos, podemos ver que todo converge en un espacio. Siempre se busca darle una jerarquía a algún elemento o que todo llega hacia un mismo espacio que se quiere que sea el de mayor importancia. Las iglesias y las catedrales, independientemente de la época, siempre tienen el altar que es el espacio más importante y hacia donde se dirige la atención siempre. Eso buscan los monumentos y la monumentalidad: un espacio de mayor jerarquía.


Por último, la proporción en el espacio. Usualmente, cuando se habla de monumental, se habla de algo bastante grande, que haga sentir al ser humano muy pequeño. Sin embargo, creo que se puede lograr dicha monumentalidad en el espacio con elementos pequeños. Lo que entra a volver esto algo monumental, vendría siendo el contexto en el que nos encontramos y la historia que haya detrás de los elementos.


Ahora bien, como pudimos notar, los ejemplos que fueron mencionados, especialmente en la categoría interior, tienen una jerarquía y están buscando rendirle tributo u homenaje a algún ser/Dios o a algún hecho histórico ocurrido en el pasado. Pero ¿dónde queda la monumentalidad sin religión? ¿Por qué la espiritualidad tiene que referirse a espacios de culto y de oración, cuando puede ser algo que sea mucho más cercano al ser humano, donde pueda encontrarse a sí mismo, sin sentir que hay una jerarquía?


Para poder llegar a una respuesta, he decidido investigar un poco acerca de la construcción y el mercado inmobiliario en la ciudad de Bogotá, para poder entender qué es lo que se busca vender ahora y para ver que hay un déficit y una pérdida simbólica en el patrimonio arquitectónico.


La tendencia de la construcción en el país en este momento se enfoca más hacia la vivienda. En el 2018 se vendieron 172.013 viviendas nuevas en el país: 60% vivienda de interés social, 30% vivienda de segmentos medios y 10% vivienda en el segmento algo, según la Cámara Colombiana de la Construcción. Como se sabe, la vivienda de interés social es construcción en masa. Es aquí donde se está perdiendo lo inconmensurable de la arquitectura, porque se está buscando simplemente vender. La vivienda de interés social, aunque tiene todas las ventajas imaginables, deja de lado la esencia de la arquitectura. No se piensa en la habitabilidad ni en lo que realmente me conmueve de los diferentes espacios. Son eso, solo espacios que no tienen nada que los haga diferenciarse de los otros. Lo inconmensurable de la arquitectura lo estamos viendo principalmente en la arquitectura religiosa, al igual que lo monumental. Son estos espacios con un significado y con una historia detrás, los que transmiten esta espiritualidad y esta sensación de relajación y conexión con algo más allá.


Ahora bien, la arquitectura de carácter espiritual en Colombia, mas específicamente en Bogotá, siempre ha estado relacionada con la religión. En Bogotá, hay exactamente 1.544 lugares de culto. Por ser un Estado laico, en el país hay iglesias y templos de todas las religiones. Sin embargo, la que predomina es la Iglesia católica con más de 310 iglesias ubicadas por toda la ciudad. Si pensamos en espiritualidad, pensamos en religión, pero ¿por qué? Vivimos en un país, que, aunque laico, el 90% de sus habitantes son practicantes de la religión católica y de cierta manera se les ha inculcado que el espíritu está ligado a Dios. Puede estarlo, claro que sí, pero ¿qué mejor espacio que uno que no excluya a nadie, sino que integre todas las culturas, religiones, grupos sociales, etc., posibles?


Después de este análisis, queda pensar en cual podría ser un buen lugar para fomentar esta espiritualidad y estos espacios de integración de todos los ciudadanos. ¿Cuáles son los sectores de la ciudad que podrían tener estos espacios de encuentro y dedicados al estado de paz y de tranquilidad del ser? Para poder encontrar el mejor sector para el emplazamiento, se pensó en los sectores empresariales de Bogotá. Según un estudio realizado, uno de cada cinco bogotanos, en algún momento de su vida, ha tenido que consultar a un especialista por padecer de depresión, angustia, ansiedad, nerviosismo o estrés. La agitación y el caos en la ciudad son solo algunos de los factores que hacen que los ciudadanos se sientan de esta manera. Los ciudadanos más estresados se encuentran entre los 25 y 30 años y aunque hay muchos factores que los afectan, las causas más frecuentes de estrés son el trabajo (54%), malas decisiones financieras (39%) y problemas de pareja (19%).

Las zonas empresariales en Bogotá no cuentan con espacios de descanso para los trabajadores que los frecuentan diariamente. Los espacios que tienen para descansar en su hora de almuerzo o cuando tienen tiempo, son muy reducidos o suelen ser bastante caóticos. No solo no hay equipamientos que permitan la relajación, sino que no hay espacio público tampoco. La ciudad cuenta con un déficit del 74% en espacio público. No hay casi zonas verdes ni arborización, lo que hace que no solamente el aire que se respira sea intolerable, sino también el ambiente de trabajo. 70% de los ciudadanos considera que no tiene ni el tiempo ni el espacio para relajarse.

La pregunta ahora es ¿cómo lograr esa monumentalidad, lo inconmensurable y esa espiritualidad en espacios tan caóticos de la ciudad? En una ciudad como la nuestra, estos espacios y esa identidad que debería tener la arquitectura se han perdido con el paso del tiempo. La arquitectura espiritual, no necesariamente tiene que referirse al culto o la religión, ni a un hecho histórico importante. La espiritualidad está dentro de cada uno de nosotros y es posible dejarnos conmover e impactar por el espacio mismo, que por el significado que este lleva detrás.

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