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Foto del escritorSantiago Sanchez

Si la luz natural es Dios, la luz artificial deben ser los ángeles.

Actualizado: 11 sept 2020

¨El sol no supo de su grandeza hasta que incidió sobre la cara de un edificio¨ Louis Kahn.

La luz, el elemento indispensable para cualquier espacio, esta tiene la capacidad de definir y redefinir relaciones entre personas, con el ambiente y hasta consigo mismas. Aunque la luz no pueda tocarse ni sea palpable materialmente, esta aporta un valor emocional, logrando crear sensaciones, y emociones, y hasta siendo relativamente “diseñable”. Ya sea iluminación natural o artificial, esta influye en texturas, colores, y formas de un espacio, siendo un aliado infaltable para la arquitectura, propiciándole el complemento ideal para lograr su verdadero propósito. "El espacio no tiene sentido sin luz. Un edificio habla a través del silencio de la percepción orquestada por la luz" Steven Holl.


Le Corbusier, dijo que "Espacio, luz y orden. Estas son las cosas que los hombres necesitan tanto como necesitan pan o un lugar donde dormir". Argumentando que la luz natural hace que la arquitectura sea más armoniosa entre el exterior y el interior, la naturaleza y el ser humano. Por ende, la percepción del espacio está directamente relacionada con la forma en que la luz se integra con el. Todo lo que vemos, experimentos, y el cómo interpretamos los elementos en nuestro entorno tiene como influencia la interacción de éstos, y nosotros, con la luz.


Enfocándonos en nuestra cotidianidad, lo cual considero realmente valioso de investigar y preguntarse los por qué, cómo, y para qué, encontramos que pasamos la mayor parte de nuestra vida en habitaciones cerradas que son constantemente la suma de luces artificiales y naturales, no obstante, cabe recalcar que las luces artificiales nos aportaron grandes posibilidades y opciones de desarrollo como sociedad, sin embargo por esto mismo han modificado nuestros cuerpos creando estímulos y reacciones frente a la luz solar y la oscuridad de la noche. Este es el ritmo o ciclo circadiano, que designa el período de 24 horas basado en el ciclo biológico de casi todos los seres vivos, influenciado principalmente por la luz recibida, pero también por la temperatura y otros estímulos.


Baso la siguiente información en un articulo publicado por Eduardo Souza en Archdaily llamado "Como la iluminación afecta el estado de animo". En una parte específica de nuestro cerebro llamada hipotálamo, se encuentra nuestro reloj natural que se sincroniza con las luces absorbidas durante el día, comprender este ciclo, llamado el ciclo circadiano es fundamental ya que es el que principalmente afecta los ritmos del cuerpo humano e influye en el sueño, el estado de ánimo, la vigilia, la digestión, el control de la temperatura e incluso en la renovación celular. Me parece importante resaltar que está demostrado en investigaciones que un adecuado monto de luz diariamente mejora el estado de ánimo y los niveles de energía, mientras que, por el contrario, una importante causa que contribuye a la depresión y otras deficiencias del cuerpo es la deficiencia de recibimiento de luz. Estas cantidades y tipos de iluminación incluso afectan directamente la concentración y el apetito. ¨Cualquier obra arquitectónica que no exprese serenidad es un error" Luis Barragán.



Aquí es dónde empiezan a surgir las preguntas sobre como llevar un “buen” ciclo circadiano, saludable y que nos proporcione calidad de vida. Los investigadores han llegado a la conclusión de recomendar tratar de imitar lo mejor posible la luz natural en las luces artificiales, como por ejemplo considerar luces mas fuertes y brillantes para actividades durante el día, y por el contrario luces mas tenues y sobrias durante la noche. Al realizar o fomentar lo contrario estaríamos obstaculizando horarios de sueño y la energía durante el resto del día. Un estudio de la Universidad de Toronto demostró que las luces brillantes "intensifican nuestra reacción emocional inicial hacia un estímulo, y sus efectos pueden ser tanto positivos como negativos".


Un concepto nuevo para esta investigación sería: la temperatura del color. Que también es factor fundamental para influir en nuestra percepción, hablar de “luz cálida” o “luz fría” es referirse al tono de color que se irradia en el ambiente, definiendo rápidamente, la luz cálida logra unos ambientes más acogedores, relajantes; mientras que la luz fría estimula, hace que estemos más atentos, enfocados, y puede aumentar nuestros niveles de productividad.

En cuanto a tonalidades específicas, se cree que la luz azul reduce síntomas de sueño, los computadores y las pantallas de nuestros teléfonos celulares emiten mucha luz azul, esto que la última revisión que tengamos en estos dispositivos desde la cama puede hacer que nuestro sueño sea menos reparador. Sin embargo, esta puede ser una decisión inteligente cuándo se requiera un enfoque y productividad laboral al cien por ciento, como en oficinas, salas de reuniones, etc. Por otro lado encontramos que los tonos amarillos, están relaciones con el anochecer y el amanecer, momentos donde generalmente sentimos el cuerpo mas relajado. La iluminación débil, indirecta, y cálida tiende a hacer que los ambientes sean más tranquilos y a que las personas estén más relajadas, esto puede que sea beneficioso para una habitación, mas no para un ambiente laboral. Aquí es donde llega las buenas decisiones en cuánto a iluminación dependiendo de cada espacio.


Se dice que si nos proponemos recibir mas luz natural durante el día y exponernos menos a las luces azules durante la noche, esto mejoraría nuestro sistema en general y aumentará nuestra productividad, aunque es prácticamente imposible controlar todas las diferentes formas de iluminación a las que nos sometemos diariamente, sí podemos ser conscientes en las decisiones que podamos tomar en los espacios que transcurrimos constantemente.


A partir de la investigación, hago la analogía de la luz natural como un ente divino que le da razón de ser a la arquitectura, y el deber de la artificial es tratar de acercarse a él.

La luz artificial, como la natural, puede llegar a ser igual de magnifica.


De igual forma, me planteo preguntas a resolver cómo:


Debido a que la luz influye en las emociones, ¿esta podría ser detonante de malas relaciones interpersonales? De ser así, ¿cual sería la cohesión ideal entre luz natural y luz artificial?

¿Debería existir un manual sobre cómo manejar la luz de acuerdo al uso específico del espacio?

¿Que estrategias arquitectónicas existen para que realmente haya un ahorro de luz artificial?

¿Cómo nosotros como arquitectos debemos escoger la cantidad de luces artificiales, su temperatura y su intensidad exacta?


¿Qué tan conscientes somos los arquitectos de la refracción de la luz natural? ¿Debe ser la luz natural el punto de partida en el diseño volumétrico de cada espacio interior? ¿Cómo podemos jugar con ella?


En la actualidad, los arquitectos que basan sus obras en estos principios son:


Tadao Ando

















Álvaro Siza


Peter Zumthor


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