Entre el sonido característico de las mañanas donde no puedes distinguir cuántos cantos se escuchan a la vez, en un trayecto entre buganviles, ocobos y con olor a mandarinas, guayabas sin precio, al alcance de quién camina y perros cuidando sus portones.
¿En qué serán convertidas en un futuro las veredas? serán convertidas en ciudades impermeables y reducirán en gran cantidad sus zonas naturales y con estas la relación de sus habitantes con otras especies?.
La vereda para muchos está relacionada con un lugar aislado con pocas oportunidades laborales y poco desarrollo de su infraestructura, pero también con un lugar tranquilo lleno de fauna y flora, con una comunidad unida y orgullosa.
Será que el único camino para que este lugar se transforme y mejore la calidad de vida de sus habitantes, es transformar su paisaje y con el, alejar la fauna y poner a competir a sus habitantes por vender su mejor producto y atraer más clientes?
Entonces ¿Se perderá su magia y su esencia?
También la calidad de agua y del aire del territorio, disminuirán sus especies ? Escasearán los alimentos orgánicos?
Actualmente las ciudades intentan mitigar los problemas de carácter ambiental,económico y social que surgieron a raíz de cómo estas se fueron desarrollando y expandiendo; es por esto que resulta ridículo pensar que algo así le pueda pasar a territorios que aún tienen todo lo que la ciudades en cierta medida buscan... pero es posible pensarnos algo diferente,
partiendo de su propio carácter rural y natural
Teniendo el cuidado de no copiar referentes que creemos que funcionan y que se han implementado en territorios con variables tan distintas.
Me imagino recorriendo la Provincia del Tequendama, tierra de mis abuelos, conversando con sus gentes y gestando posibilidades de desarrollo para sus pobladores, buscando conciliar progreso con hábitat sostenible y sustentable.
Tomemos el camino donde prevalezcan la red de espacios naturales y seminaturales, las relaciones entre las familias, con alimentos disponibles,
y hábitat para muchas especies.
Un camino destapado donde hacer comunidad.
Maria Fernanda Rozo.
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